miércoles, 3 de agosto de 2011

El Ornitorrinco


El mundo animal es tan amplio y variado que presenta algunas especies muy curiosas. Unas parecen proceder directamente de la prehistoria, sin atravesar evolución alguna, otras parecen caprichos de la Naturaleza y, en fin, algunas parecen construidas con los elementos sobrantes de otras especies, en una amalgama que sorprende a la vista.
Cabeza de ornitorrinco
Cabeza de ornitorrinco
Una de estas terceras es el ornitorrinco, al que alguien ha llamado ‘muestra viviente del sentido del humor de Dios’. Tal es su inusual aspecto. Se trata de un mamífero con pico de pato y cuerpo similar al de la nutria o el castor, cortas patas cuyos dedos están unidos por una membrana y cola ancha y aplanada. Todo ello le permite ser un excelente nadador, aunque no resiste sumergido más de cuarenta segundos, ya que precisa aire para respirar.
Su tamaño oscila en torno a los sesenta centímetros de longitud, de los que quince corresponden a la cola, y su peso entre los setecientos y los dos mil cuatrocientos gramos. En la actualidad, solamente se lo encuentra en el este de Australia -país del que es uno de sus símbolos- y en la isla de Tasmania.
Curiosamente, es uno de los pocos mamíferos que quedan que se reproduce por huevos en lugar de dar a luz a sus crías –los otros son los llamados equidnas, especie de aspecto similar a los erizos- y, en su pié, presenta un espolón hueco que comunica con una glándula que segrega veneno. Su temperatura corporal también lo diferencia de otros mamíferos, ya que no excede de treinta y dos grados centígrados.


Es carnívoro y suele vivir a la orilla de riachuelos tranquilos, donde excava madrigueras, una para resguardarse y otra para la reproducción, en la que se introduce la hembra para poner los huevos, que suelen ser dos en cada ocasión.
Otro rasgo curioso es que suele pasar por periodos de letargo durante el invierno, aunque tan sólo por unos días, y es crepuscular: prefiere salir a buscar el alimento al ponerse el Sol.




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